El filósofo taoísta Zhuangzi (o Chuangtse, según la transcripción) vivió en China hacia el año 300 antes de nuestra era. Su legado son una serie de "cuentos" o historias en las que se refleja, a través de diversos personajes, lo que implica vivir en armonía con el Tao. Uno de los principales aspectos que impregna su obra, se refleja en las siguientes frases, que cada cual puede interpretar personalmente:
"Los caballos y los bueyes tienen cuatro patas: esto es lo que llamo el Cielo. Poner una montura al caballo, horadar el hocico del buey, eso es lo que llamo lo humano. Por eso digo, cuida que lo humano no destruya en ti lo celeste; cuida que lo intencional (gu) no destruya en ti lo necesario (ming)".
"El Cielo está dentro, lo humano está fuera. Tu poder de actuar reside en lo que en ti hay de celeste. Reconoce en que consiste el actuar del Cielo y el actuar humano, y sitúate en el poder de actuar basándote en el Cielo. Tanto si avanzas como si retrocedes, tanto se entras en ti mismo como si sales de ti, tus actos serán justos y tus palabras perfectas."
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