Cuentan los textos taoístas, que en el pasado los seres humanos vivían vidas holísticas...
No se exageraba la primacía del intelecto, sino que se integraba con las sensaciones del cuerpo y con la conexión espiritual con la naturaleza y con el universo.
Así, las mujeres y los hombres llegaban a ser maestros de sí mismos, en vez de ser víctimas de las ideas preconcebidas sobre las cosas y los conceptos.
Apreciaban aquello del pasado que resultaba eficaz, y valoraban lo nuevo si resultaba ser práctico, analizando tanto sus ventajas como los posibles problemas que podrían causar.
Disolvían la confusión de sus mentes permitiendo que trabajo y ocio fueran la misma cosa, ejercitando tanto su cuerpo como su mente, aspirando más al "ser" que al "tener", sirviendo a los otros y aprendiendo de ellos.
Entendían que el verdadero conocimiento procede de afrontar y resolver los problemas de la vida en armonía consigo mismos y con los demás.
No se exageraba la primacía del intelecto, sino que se integraba con las sensaciones del cuerpo y con la conexión espiritual con la naturaleza y con el universo.
Así, las mujeres y los hombres llegaban a ser maestros de sí mismos, en vez de ser víctimas de las ideas preconcebidas sobre las cosas y los conceptos.
Apreciaban aquello del pasado que resultaba eficaz, y valoraban lo nuevo si resultaba ser práctico, analizando tanto sus ventajas como los posibles problemas que podrían causar.
Disolvían la confusión de sus mentes permitiendo que trabajo y ocio fueran la misma cosa, ejercitando tanto su cuerpo como su mente, aspirando más al "ser" que al "tener", sirviendo a los otros y aprendiendo de ellos.
Entendían que el verdadero conocimiento procede de afrontar y resolver los problemas de la vida en armonía consigo mismos y con los demás.
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