Ausencia de acción

Dice el maestro que si el viento mueve el bambú provocando su susurro, éste no conserva el sonido cuando el aire ya ha cesado; que si las aves que emigran sobrevuelan un lago, éste no retiene su reflejo cuando ya se han ido; que si el trueno resuena con fuerza en la montaña, éste no permanece de manera indefinida... De igual manera, la mentes de los seres en armonía, se mueven y se manifiestan cuando ocurren los acontecimientos, y quedan de nuevo vacías cuando estos han terminado.

La "ausencia de acción" es un concepto mucho más profundo que la "no acción". Es el arte de permanecer calmado y estático, pero con la conciencia lo suficientemente despierta como para adaptarse a los cambios que, ineludiblemente, suceden. Es moverse lo justo y necesario para seguir en calma y armonía, equilibrado con el Todo. Es no entrar en la agitación de quiénes pretenden venderte su enfado y discrepancia como una obligación social. Es ser fiel al propio Camino sabiendo que, en muchas ocasiones los obstáculos nos hacen tomar senderos más pequeños y disimulados, pero que harán más fácil el avance.

Por eso, quien parece activo y enérgico, puede no estar más que dejándose arrastrar por una inercia agotadora e improductiva, y quién parece inactivo puede que esté en una atención continua, observando los sutiles cambios del entorno.

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