
Entonces, el sonido de la lluvia se convierte en melodía dentro del alma; cuando pasan las nubes, sientes que no te arrastran con ellas en su tránsito continuo; la caída de las hojas se convierte en latente enseñanza sobre el paso del tiempo y los cambios continuos que se dan en la naturaleza y en el ser humano.
Y así es como volvemos a tomar conciencia de la Realidad Absoluta.
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