valorar la realidad

Cuando la mente está agitada, una rama en el camino puede ser confundida con una serpiente, y un arbusto que oscila al viento, puede creerse un lobo agazapado. En esos momentos, muchas cosas pueden representar amenazas.

Si cesan los pensamientos, incluso la persona más violenta puede llegar a ser pacífica, y los aspectos triviales de la vida, pueden adquirir una trascendencia inconmensurable. Entonces, alrededor de uno, todo está lleno de un enorme potencial de belleza y de estímulos para disfrutar de la existencia.

Por esto, principalmente, las grandes tradiciones espirituales han animado a sus practicantes a que encuentren la calma interior. Pues es en ella donde se pueden valorar las grandezas de la Vida.

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