
Por eso, las personas equilibradas deben mantener la capacidad de aceptar las impurezas, y no tratar de ser perfeccionistas solitarias que acaban por perder el contacto con la Realidad.
A menudo, los logros en nuestro desarrollo personal están alejados de una disciplina estricta e inflexible, cuya apariencia es de pulcritud y de ausencia de errores. Ser capaz de aceptar en uno mismo lo defectuoso, es una vía para lograr la paz mediante la honestidad.
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