sin oposición ni resistencia


La misma sustancia que hay en el interior de la mente, es la que conforma el cielo infinito. Así, un pensamiento feliz, es como una estrella que brilla en el firmamento nocturno, o como una nube flotando junto al sol del mediodía.

De igual manera, un pensamiento de odio es como una tormenta de primavera, que sacude temporalmente la tierra; y una actitud intransigente es como el calor asfixiante del verano, o como una helada al inicio del invierno.

Ni una cosa ni la otra pueden eliminarse, y todas ellas pueden llegar a ser necesarias en un momento dado. Observarlas y dejarlas pasar a medida que surgen, sin oposición ni resistencia, permiten que la propia Mente se funda con el Universo.

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