el fluo de la conciencia

El flujo de los acontecimientos y del pensamiento humano no es diferente del movimiento de la naturaleza. Igual que el agua se precipita cuando el curso del río se encuentra con una fuerte caída, así también se presentan algunos sucesos de la propia existencia.

No podemos esperar que las corrientes se muevan suaves y tranquilas permanentemente. A menudo, el terreno es abrupto y sinuoso, lo que obliga al agua a adaptarse. La mente humana no puede tampoco pretender permanecer en un curso uniforme y regular, pues sino perdería su carácter flexible.

La verdadera evolución de la Conciencia se produce, precisamente, en esos momentos en que el entorno se muestra más disruptivo y alterado. Es en ellos donde la mente ha de desplegar sus mayores recursos y afinar sus capacidades. Esto no sólo nos hace más conscientes de lo que vivimos, sino que también nos permite disfrutar de la Vida con mucha mayor intensidad.

La experiencia espiritual no es, por tanto, algo distinto a lo que sucede en la Naturaleza. Y en ella está presente y activo todo lo que necesitamos aprender para sentirnos más plenos y más vinculados al Tao infinito.

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