el puente

El puente que se tiende entre una orilla y otra, escenifica el paso de una realidad a otra diferente. Un tránsito que se repite de forma cíclica y que nos induce a cambiar de situación. Un continuo movimiento de la mente hacia un posicionamiento diferente. Un simbolismo del cambio, como motor del desarrollo individual.

El miedo a cruzar se debe al acto de poner la atención en las oscuras aguas que subyacen debajo. Pero ese puente fue construido por quiénes eran conscientes de la dificultad que entraña vadear las impredecibles corrientes. Y en su bondad, crearon algo que facilitara el caminar futuro de personas a las que ni siquiera conocían.

De igual manera, nos han sido legadas enseñanzas y prácticas para poder sortear los pasos peligrosos de nuestra existencia. Antiguos autores, muchos de ellos anónimos, que quisieron facilitar el Desarrollo de quiénes buscan Encontrar la Verdad, y que dejaron sus puentes tendidos para que los usáramos.

Sin embargo, a veces también tenemos que experimentar lo que es cruzar el río sumergiéndonos en sus aguas, para ser conscientes de cómo otros nos han facilitado la existencia. Sentir la adversidad y valorar las múltiples formas que tenemos para afrontarla. Pero habremos de tener cuidado de que nuestro ego no se regocije en la ilusión de autosuficiencia, y se empeñe en querer cruzar siempre solo y sin conocimiento los ríos que se interponen en el Camino.

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